El día 1 de diciembre tuve la desagradable sorpresa, al ir a pagar el pan, que éste había subido 10 pesetas. Una barra de 55 pesetas vale ahora 65 (incremento del 18,18%). El aceite hace un mes costaba 438 pesetas, comprándolo ayer a 478 pesetas (incremento del 9,13%).
Ante semejante disparate yo me pregunto: ¿subirán las pensiones y salarios de acuerdo con estos incrementos?
¿Qué nos espera cuando empiece el euro? Si sube el whisky, los perfumes (de los cuales soy consumidora en su justa medida), me parecerá muy bien. Son artículos superfluos, no necesarios, pero que suban el pan y el aceite, pilares imprescindibles en cualquier familia, resulta aberrante e incomprensible.
Me gustaría saber en qué universidad se han licenciado estos cerebros de economistas, que son capaces de admitir semejante barbaridad, para poderles dar un 'cero patatero' y que no sigan repitiendo la letanía de 'España va bien'. ¿Para quién?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 14 de diciembre de 2001