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ANTOLOGÍA DE BABEL | POESÍA

Landays de las mujeres afganas

Landay es el nombre que reciben los poemas anónimos de dos versos que giran en torno a dos temas: el amor y la lucha. A pesar de que el amor les está prohibido y, sin duda, como única forma de autoafirmación y rechazo a la opresiva situación en que viven, estas mujeres cantan el amor furtivo corriendo el riesgo de ser lapidadas, ya que el marido es con frecuencia un viejo o un niño al que llaman 'el pequeño horrible'. Estos poemas aparecerán en enero en el libro El suicidio y el canto, bajo el sello de Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.

Vuelve acribillado por las balas de un tenebroso fusil, amor,

yo coseré tus heridas y te daré mi boca.

*

¡Rápido, amor mío, quiero ofrecerte mi boca!

la muerte ronda por la aldea y podría llevárseme.

*

Hermanas mías, anudaos los velos como cinturones,

tomad los fusiles y partid hacia el campo de batalla.

*

Si no traes una herida en el pecho,

seré indiferente, aunque lleves la espalda agujereada como un colador.

*

Tómame primero entre tus brazos, estréchame,

solamente después podrás anudarte a mis muslos de terciopelo.

*

Ven y sé una flor en mi pecho

para que pueda refrescarte cada mañana con un estallido

de risa.

*

Abre una brecha en el muro y bésame la boca,

el 'pequeño horrible' es albañil y sabrá repararla.

*

A tu lado soy hermosa, boca tendida, brazos abiertos.

Y tú, como un cobarde, te dejas mecer por el sueño.

*

¡Oh, amor mío! Si tiemblas tanto en mis brazos,

¿qué harás cuando el entrechocar de las espadas se convierta en mil relámpagos?

*

Amor mío ven a saciar

al alazán de mi corazón que ha roto todas sus bridas.

*

Tu amor es agua, es fuego.

Llamas me consumen, olas se me tragan.

*

Si mi amante muere, ¡que sea yo su mortaja!

así nos desposaremos juntos con el polvo.

*

Me vuelvo más y más loca,

cuando paso junto a la tumba de un santo, le tiro piedras,

por todos mis deseos insatisfechos.

*

Ven que te acaricie, que te abrace,

soy la brisa nocturna que morirá antes del alba.

*

Rehago mi lunar y ennegrezco mis pestañas,

si me ves ahora, perderá luces para siempre tu razón.

Versión de Clara Janés.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de diciembre de 2001