Landay es el nombre que reciben los poemas anónimos de dos versos que giran en torno a dos temas: el amor y la lucha. A pesar de que el amor les está prohibido y, sin duda, como única forma de autoafirmación y rechazo a la opresiva situación en que viven, estas mujeres cantan el amor furtivo corriendo el riesgo de ser lapidadas, ya que el marido es con frecuencia un viejo o un niño al que llaman 'el pequeño horrible'. Estos poemas aparecerán en enero en el libro El suicidio y el canto, bajo el sello de Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.
Vuelve acribillado por las balas de un tenebroso fusil, amor,
yo coseré tus heridas y te daré mi boca.
*
¡Rápido, amor mío, quiero ofrecerte mi boca!
la muerte ronda por la aldea y podría llevárseme.
*
Hermanas mías, anudaos los velos como cinturones,
tomad los fusiles y partid hacia el campo de batalla.
*
Si no traes una herida en el pecho,
seré indiferente, aunque lleves la espalda agujereada como un colador.
*
Tómame primero entre tus brazos, estréchame,
solamente después podrás anudarte a mis muslos de terciopelo.
*
Ven y sé una flor en mi pecho
para que pueda refrescarte cada mañana con un estallido
de risa.
*
Abre una brecha en el muro y bésame la boca,
el 'pequeño horrible' es albañil y sabrá repararla.
*
A tu lado soy hermosa, boca tendida, brazos abiertos.
Y tú, como un cobarde, te dejas mecer por el sueño.
*
¡Oh, amor mío! Si tiemblas tanto en mis brazos,
¿qué harás cuando el entrechocar de las espadas se convierta en mil relámpagos?
*
Amor mío ven a saciar
al alazán de mi corazón que ha roto todas sus bridas.
*
Tu amor es agua, es fuego.
Llamas me consumen, olas se me tragan.
*
Si mi amante muere, ¡que sea yo su mortaja!
así nos desposaremos juntos con el polvo.
*
Me vuelvo más y más loca,
cuando paso junto a la tumba de un santo, le tiro piedras,
por todos mis deseos insatisfechos.
*
Ven que te acaricie, que te abrace,
soy la brisa nocturna que morirá antes del alba.
*
Rehago mi lunar y ennegrezco mis pestañas,
si me ves ahora, perderá luces para siempre tu razón.
Versión de Clara Janés.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de diciembre de 2001