Los espectadores e internautas gozaron como no lo hacían desde hace mucho. Zhu Chen, de 25 años, ganó el Mundial en los salones del Kremlin tras imponerse a Alexandra Kosteniuk, de 17, por 5-3 en un combate memorable, sin firmar un solo empate. La china, siempre templada, sucede en el trono a su compatriota Xie Jun treinta años después de la prohibición del ajedrez en su país. La rusa, cuyo talento es enorme, aportó al espectáculo la frescura de los insensatos.
Después de las cuatro batallas atroces de ayer (veinte minutos por bando), Chen estaba tan cansada que apenas pudo sonreír cuando el árbitro, Yuri Áverbaj, la proclamó campeona del mundo en tono solemne, mientras la multitud dedicaba un largo aplauso a las dos finalistas. Tal como hizo el jueves, cuando ganó la cuarta partida lenta para empatar el duelo (2-2), Kosteniuk remontó el marcador al ganar la segunda rápida tras perder la primera. En las dos siguientes, el arrojo de la rusa se estrelló contra el temple de la china.
Los aficionados habrían llegado, tal vez, a romperse las manos con sus aplausos si ambas mujeres hubieran dicho en ese momento algo así: "Dedicamos esta final con todo cariño a nuestros colegas Gari Kaspárov y Vladímir Krámnik", en referencia al lamentable espectáculo que dieron los dos mejores del mundo durante las partidas lentas que disputaron hace dos semanas: cuatro empates, tres de ellos sin lucha, con espectadores de pago.
Porque la mayor emoción de ayer no surgió del marcador, sino del tablero. Quien se entretenga en el arduo trabajo de analizar las ocho partidas, lentas y rápidas, de Chen y Kosteniuk hallará numerosos errores, pero también disfrutará de un ajedrez sin cuartel, repleto del espíritu romántico que imperó hace casi dos siglos: amenazas, sacrificios y combinaciones brillantes, toma y daca sin cesar, reyes desnudos vagando por los escaques; en suma, ajedrez del siglo XIX con relojes digitales. Frente a las hordas de cosacos lanzadas por Kosteniuk, Chen replicaba con pacifismo relativo: no el absoluto de Confucio, que nunca tuvo un éxito pleno, sino el que propugna el uso de la fuerza como defensa.
Esa metáfora intenta explicar el estilo de ambas. El ímpetu desbocado de Kosteniuk recuerda al de Kaspárov cuando tenía 17 años. La mesura de Chen evoca la de Krámnik a esa misma edad: su estilo se basa en la profundidad estratégica, pero incluye la reacción violenta frente a los intentos de conquista brutal, si bien tiende a apurarse de tiempo, su principal punto débil. Chen cobrará unos 15 millones de pesetas, una fortuna en su inmenso país; Kosteniuk, la mitad.
Cuando, hace 25 años, la nueva campeona vio su primera luz en Nanchang (provincia de Jiangxi, a medio camino entre Shangai y Cantón), ya habían remitido los catastróficos efectos de la Revolución Cultural propugnada por el Gobierno de la banda de los cuatro durante los últimos años de Mao Zedong. Aquella locura oficial incluyó la prohibición del ajedrez: la policía multaba a los jugadores callejeros y registraba las casas para quemar los libros técnicos en las plazas del pueblo. En ese ambiente aprendió a jugar Xie Jun, la antecesora en el trono de Chen, que no ha disputado este Mundial porque ha dado prioridad a sus estudios de Psicología.
Chen no sufrió nada de eso, y ahora disfruta de la protección gubernamental del ajedrez: seis de las catorce mejores del mundo son chinas. Ella vive en un Centro de Alto Rendimiento de Pekín, donde es entrenada a conciencia, se dedica en exclusiva al deporte mental y está casada con el maestro internacional Mohamad Al Modiahki, de Qatar. Dotada de un gran talento natural, tiene un carácter afable y abierto, adaptado al modo de vida occidental tras múltiples viajes. Ayer logró que el entendido público moscovita le rindiera pleitesía, a pesar de que acababa de doblegar a una rusa indómita para conquistar un trono muy merecido.
LAS PARTIDAS DEL DÍA
Blancas: Zhu Chen.
Negras: Kosteniuk.
1 d4 d5 2 c4 e6 3 Cf3 c6 4 e3 Cf6 5 Ad3 Cbd7 6 0-0 dxc4 7 Axc4 b5 8 Ad3 a6 9 a4 b4 10 e4 c5 11 Cbd2 cxd4 12 e5 Cd5 13 Ce4 Dc7 14 Ab1 Cxe5 15 Cxd4 Ae7 16 Te1 Ab7 17 Dh5 Cg6 18 Cg5 Axg5 19 Axg6 0-0-0 20 Axf7 Af6 21 Cxe6 De7 22 Ad2 g6 23 Cxd8 Dxd8 24 Dg4+ Rb8 25 Axb4 Cxb4 26 Dxb4 Dd7 27 Ac4 Dc6 28 Af1 Ad8 29 Tac1 Df6 30 Dc3 Df8 31 De5+ Ra8 32 b4 Ab6 33 Tc2 Dd8 34 a5 Aa7 35 Td2 Dc8 36 Tc1 Df8 37 b5 Ab8 38 Dc3 Dh6 39 g3 Tc8 40 Dxc8 Axc8 41 Txc8 Rb7 42 Tdd8 1-0.
Blancas: Kosteniuk.
Negras: Zhu Chen.
1 e4 c5 2 Cf3 d6 3 d4 cxd4 4 Cxd4 Cf6 5 Cc3 a6 6 f3 e5 7 Cb3 Ae6 8 Ae3 Ae7 9 Dd2 h5 10 Ae2 Cbd7 11 a4 Tc8 12 a5 g6 13 0-0 h4 14 Ca4 Ch5 15 Tfd1 f5 16 exf5 gxf5 17 f4 Dc7 18 Tac1 h3 19 Cb6 Cdf6 20 Cxc8 Dxc8 21 Af3 hxg2 22 c4 Rf7 23 c5 Axb3 24 cxd6 De6 25 Tc7 Axd1 26 Dxd1 Rg6 27 Txe7 Dc4 28 fxe5 Cg3 29 Rxg2 f4 30 exf6 Cf5 31 Af2 Rxf6 32 Te4 Dg8+ 33 Ag4 Dh7 34 Df3 Dxh2+ 35 Rf1 Tc8 36 Txf4 Tc1+ 37 Re2 Tc2+ 38 Rd3 1-0
Blancas: Zhu Chen.
Negras: Kosteniuk.
1 d4 f5 2 g3 Cf6 3 Ag2 e6 4 c4 d5 5 Ch3 c6 6 Dc2 Ae7 7 0-0 0-0 8 Cd2 h6 9 Cf4 De8 10 Cf3 g5 11 Cd3 Cbd7 12 Ad2 a5 13 b3 Ce4 14 Cfe5 Af6 15 Ac1 Ae7 16 a3 Cxe5 17 Cxe5 b6 18 f3 Cf6 19 Ad2 Aa6 20 e4 c5 21 exd5 exd5 22 Dxf5 Rg7 23 Dd3 Td8 24 Tfe1 dxc4 25 bxc4 Txd4 26 Dc2 Ad6 27 Cg4 Dg6 28 Db2 Cd7 29 Ac3 Rg8 30 Axd4 cxd4 31 Rh1 Axc4 32 Dxd4 Ab3 33 Te3 a4 34 Td3 Cc5 35 Dxd6 Dxd3 36 Dxh6 Df5 37 Dxb6 Dc2 38 h3 Ce6 39 Te1 Dc4 40 Rh2 Rg7 41 Te4 Dd5 42 Te5 Dd7 43 De3 De7 44 Cf2 Df6 45 Ta5 Td8 46 Ce4 Db2 47 Txg5+ Rf7 48 Da7+ Re8 49 Tg8+ Cf8 50 Tg7 Td7 51 Db8+ Td8 52 Cd6 mate 1-0
Blancas: Kosteniuk.
Negras: Zhu Chen.
1 e4 c5 2 Cf3 d6 3 d4 cxd4 4 Cxd4 Cf6 5 Cc3 a6 6 f3 e5 7 Cb3 Ae6 8 Ae3 Ae7 9 Dd2 h5 10 Ae2 Cbd7 11 a4 Tc8 12 a5 g6 13 0-0 h4 14 Cd5 Axd5 15 exd5 Ch5 16 c4 f5 17 Tfd1 f4 18 Af2 h3 19 c5 dxc5 20 d6 Ah4 21 Ac4 Axf2+ 22 Dxf2 Dg5 23 Td2 Chf6 24 De1 Rf8 25 Te2 e4 26 fxe4 Ce5 27 Dc3 Cxe4 28 Dc2 Cf3+ 29 Rf1 Cxh2+ 30 Re1 Cf3+ 31 Rd1 hxg2 32 Dxe4 g1D+ 33 Rc2 Cd4+ 34 Cxd4 Dxd4 35 Tf1 Dxe4+ 36 Txe4 Dg2+ 0-1.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de diciembre de 2001