Aviones de combate F-16 bombardearon ayer, coincidiendo con la ruptura del ayuno del Ramadán, el centro de Gaza por tercer día consecutivo, en represalia por el atentado perpetrado contra un autobús de colonos que costó la vida a 10 israelíes. Los misiles cayeron sobre las instalaciones que las fuerzas de seguridad palestinas poseen en las cercanías de la residencia del presidente palestino, Yasir Arafat, causando varios heridos y provocando el incendio de unos almacenes.
El ataque de los aviones israelíes fue el punto culminante de las operaciones de "limpieza" que fuerzas de infantería israelíes, apoyadas por tanques, llevaron a cabo en al menos cinco localidades de Cisjordania y Gaza. Como consecuencia de las incursiones, seis policías palestinos resultaron muertos en Salafit, al norte de Cisjordania, y dos guerrilleros en Hebrón. Otros cuatro policías palestinos resultaron heridos en Beit Anún en la franja de Gaza. Las fuerzas de seguridad israelíes realizaron además decenas de detenciones de militantes y dirigentes radicales, en su mayoría miembros de Hamás y Yihad Islámica.
A pesar de la situación, el mediador norteamericano, Anthony Zinni, prosigue su misión en la zona. Ayer, aprovechando el paréntesis festivo del Shabat y el fin del Ramadán, el emisario de la Casa Blanca se trasladó a Ammán para entrevistarse con el rey Abdalá II de Jordania y estudiar propuestas para establecer un alto el fuego en la zona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de diciembre de 2001