Una vanguardia de marines a bordo de vehículos blindados avanzó ayer a primeras horas de la mañana por el aeropuerto internacional de Kandahar y se hizo con el control de sus instalaciones. Las tropas norteamericanas dominan así la zona sur de Afganistán, en la que se han desarrollado intensos combates, sobre todo en las últimas semanas, para arrojar del poder a los talibanes, que tenían su cuartel general y la sede de su liderazgo espiritual en Kandahar.
En medios de la Defensa de Estados Unidos se considera la toma del aeropuerto como una de las más importantes maniobras militares, que permitirá garantizar el suministro de armamento, equipos y ayuda.
Mientras, un convoy de vehículos equipados con armamento pesado y misiles antitanques se adentraba por las calles de Kandahar, el último feudo talibán. Cientos de marines, llegados a la zona el pasado 25 de noviembre, han participado en esta operación, que comenzó durante la noche para evitar riesgos de enfrentamientos mayores. A pesar de que Kandahar se rindió la semana pasada, los marines se han movido en esta zona con una gran precaución. Ayer sólo hubo pequeños choques con algún foco aislado de resistencia.
Oficiales del cuerpo de marines reconocieron que el motivo inmediato de la operación para el que han llegado estas tropas es terminar con las bolsas de resistencia aislada que todavía presentan los talibanes y los combatientes de la organización terrorista Al Qaeda.
Los servicios de inteligencia estadounidenses que operan en la zona han advertido a los responsables del nuevo contingente de la existencia de numerosas minas, trampas bomba e incluso combatientes emboscados en los alrededores del aeropuerto. También se sospecha de la existencia de búnkers y túneles que no han sido descubierto y que podrían albergar a tropas hostiles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de diciembre de 2001