Tras los desgraciados sucesos del 11 de septiembre, el precio del barril de petróleo ha sufrido un importante descenso; este descenso ha sido en torno a un 30%. Sin embargo, las petroleras que controlan el mercado en España han trasladado ese descenso a los particulares en un porcentaje bastante menor, aproximadamente en un 10%. Es decir, las gasolinas y el gasóleo de automoción han visto reducido su precio en una cantidad cercana a ese porcentaje del 10%.
Pero ¿qué ocurre con el precio del gasóleo de calefacción? Pues muy sencillo. El día 1 de marzo de este año, Repsol me cobraba a 90 pesetas el litro de gasóleo de calefacción, y hoy, a pesar del desplome del precio del petróleo, me siguen cobrando lo mismo.
Como se puede comprobar, las petroleras, y concretamente Repsol, tienen la sartén por el mango, o, mejor dicho, el surtidor a discreción, y no hay quien pueda frenar su avaricia, y quien puede, es decir, el Gobierno, parece que mira hacia otro lado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de diciembre de 2001