Se nos ha hecho creer siempre que la investigación y la tecnología son en beneficio de la humanidad, pero ¿de qué humanidad? A lo mejor es necesario pertenecer al primer mundo para ser humano.
La ciencia ha conseguido fármacos para frenar el avance del sida; sin embargo, podemos leer recientemente en la prensa que millones de africanos morirán sin que nadie haga nada por remediarlo. En tan sólo 20 años perderán más de la cuarta parte de su mano de obra, ¿qué será en el futuro (tan inmediato) de esas sociedades? ¿Tan difícil es hacer llegar hasta allí esas medicinas, tanto cuesta?
Mientras, nos hartamos de ver a diario cómo nuestros socios estadounidenses, con el beneplácito de los países supuestamente desarrollados, gastan mucho más de lo que sería necesario para solucionar un problema de este tipo en buscar a un solo hombre.Si así piensan los poderosos señores del mundo, los países más desfavorecidos seguirán sin humanos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de diciembre de 2001