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CARTAS AL DIRECTOR

Vidas y vidas

A veces parece que los derechos humanos sólo lo son para los occidentales y que el mundo islámico (por no decir la mayoría de países del Tercer Mundo) vive en una esfera donde la DUDH (Declaración Universal de los Derechos Humanos) queda excluida. Es preocupante ver la televisión y ojear la prensa en torno a los conflictos de Afganistán y Palestina. Podemos apreciar cómo aparecen cientos de muertos en la pantalla o en las fotografías (la prisión de Mazar-i-Sharif sería un buen ejemplo) y donde parece que un muerto sólo es un bulto al lado de otro bulto y donde el valor de una vida humana se reduce al precio de los fotogramas que la registran. Por otra parte, los periódicos sacan en portada el féretro de un soldado americano acompañado por el dolor de todos sus compañeros y allegados. Entre un muerto y otro muerto media un abismo; entre uno y otro, el valor de la vida humana cambia radicalmente. El conflicto palestino-israelí es otro ejemplo de lo mismo. Parece ridículo hacerse a la idea de que somos capaces de movilizar medio mundo para conseguir un riñón para un niño hospitalizado y tal vez quedarnos indiferentes ante noticias que rezan como siguen: 'Al menos 177 personas, la mayoría niños, han muerto de hambre y frío' estos días en los campos de refugiados de Afganistán. Tal vez cuando la balanza que pesa las vidas humanas comience a equilibrarse podamos empezar a valorar realmente y hacer frente a las situaciones de injusticia en el Tercer Mundo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de diciembre de 2001