La Junta de Castilla y León, muy moderna ella, estableció unas ayudas para la adquisición de equipos informáticos en localidades menores de 5.000 habitantes o de 10.000, ahora no lo recuerdo bien. Bueno, la intención era animar a la gente del medio rural a lanzarse a Internet y las nuevas tecnologías.
La ayuda sería de unas 60.000 pesetas por usuario que cumpliera las condiciones: una de las normas decía que los ingresos íntegros no debían ser superiores a tres millones de pesetas.
Todos pensamos que lo de 'ingresos íntegros' sería un lapsus de un funcionario apresurado porque le llegaba la hora del café o del pincho, pero... no.
Según me han comunicado de la Junta, han seguido al pie de la letra el texto, y nos han negado la ayuda a la práctica totalidad de los agricultores y profesionales autónomos: a ningún intelectual de la Junta de mi Castilla y León se le ha ocurrido que el sueldo de tres millones de un asalariado es un beneficio neto que para ser alcanzado por un agricultor debería tener unos ingresos íntegros superiores a diez millones.
La Junta riza el rizo del absurdo, se mantiene en su error y demuestra una vez más su ineptitud. ¡Y pensar que de esta cantera salen ministros y presidentes del Gobierno!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de diciembre de 2001