El 12 de diciembre tuve la oportunidad de esperar sólo una hora y media desde la primera de seis llamadas que realicé al 112. Eran las 6.30 de la mañana y la temperatura ideal para esperar serenamente. Mi coche se encontraba correctamente aparcado en una placita que da acceso a los edificios 54 y 60 de la calle Leñeros. Todas las noches suelen aparcar en mitad de la calzada unos 12 coches que dificultan las maniobras de los que aparcan correctamente. Esto es pasable hasta que otros coches taponan en doble fila esta hilera e impiden salir al resto.
Mis preguntas son múltiples, preo las resumo en cuatro: ¿por qué tarda tanto en llegar una patrulla del 092 y cuando menos te lo esperas allí aparece? ¿Por qué sólo hay unas cinco grúas de Emitra para toda la capital hasta las siete de la mañana? ¿Por qué los mismos interesados en que los bomberos puedan acceder a su coche o vivienda en caso de incendio ponen obstáculos para impedir el acceso? ¿Por qué no aprendemos a respetar de una vez tanto las normas de circulación como a los demás ciudadanos? ¿Estamos dispuestos a mejorar nuestra educación vial antes que exigírsela a los demás?
Les adelanto que la próxima vez lo resolveré con un breve toque de claxon, así es que preparen los tapones para sus oídos, pidiéndoles disculpas por adelantado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de diciembre de 2001