La grada de El Madrigal aplaudió a sus jugadores mientras Puyol levantaba los brazos y Sergi y De Boer cerraban los puños en un gesto de victoria. El Barça sólo tenía una vía: resistir media parte con diez por la expulsión de Xavi, aguantar colgado del travesaño y mordiendo el césped.
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El Villarreal se pareció al Lyón, que sometió a los azulgrana hace dos meses a un inútil acoso y derribo en la Liga de Campeones. El Barça aguantó en Francia, donde selló su pase a la segunda ronda europea, y aguantó ayer para salvar su Liga, competición en la que no ganaba desde hacía un mes. Los azulgrana defendieron como un equipo menor un gol heroico: Kluivert marcó en la única ocasión, que provocó la desesperación de Víctor, Craioveanu y López, a los que se les negó el gol por mala puntería, por la cabeza de Puyol o por la zurda de De Boer. El Barça acabó tapado con cinco defensas -Sergi, Coco, Christanval, De Boer y Puyol- para lograr su la primera victoria fuera en tres meses, desde la del 30 de septiembre en Anoeta.
"Cuando las cosas van mal, hay que dar un poco más", había anunciado De Boer de forma sospechosa. Y ayer, consciente de que le iba el futuro inmediato en ello, el Barça ya salió a mil por hora en el calentamiento, sin atender ningún esquema: ni tridente, pues Rivaldo está lesionado, ni extremos ni media punta. Rexach se olvidó de futbolistas ofensivos y prescindió de Overmars y Gerard. Dispuso un fornido e inédito centro del campo y dejó a Saviola como referente atacante. Un equipo tan duro, trabajador y poco vistoso como la situación requería. La suerte le acompañó: acertó Kluivert en una acción parecida por difícil a la del gol que ya marcó en Riazor.
El gol empezaba a ser una frontera: hacía un mes que el Barça no cobraba ventaja en un partido de Liga -la última, el 11 de noviembre en Valladolid- y más de dos que no goleaba en campo contrario -en Málaga, el 10 de octubre-. Y hacía también un mes que Kluivert, más noticia últimamente por su positivo de alcoholemia o por la acusación de estar involucrado en una bacanal en Dinamarca, que tampoco marcaba en la Liga. Y esta vez sirvió
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de diciembre de 2001