Tres grupos radicales palestinos -Hamás, Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina, FPLP- han anunciado que continuarán con la lucha contra Israel, desoyendo el llamamiento que el presidente Yasir Arafat lanzó el domingo a todos los palestinos y facciones armadas para que pongan fin a las acciones violentas contra Israel, en especial, los ataques suicidas.
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"El llamamiento del presidente Arafat al pueblo palestino y a las facciones para parar la resistencia, incluso en el caso que el enemigo sionista prosiga sus acciones, deja la puerta abierta al verdugo Sharon para continuar su campaña de exterminio de nuestro pueblo, y ahora con la protección palestina", aseguró ayer desde Gaza, Said Siam, portavoz de Hamás.
La petición de Arafat también fue desoída por la otra organización fundamentalista, Yihad Islámica, responsable con Hamás de la mayoría de los ataques suicidas. En el mismo frente de rechazo se situó el FPLP, responsable del asesinato del ministro israelí de Turismo Rehavam Zeevi, el pasado octubre en un hotel de Jerusalén.
Entretanto, el Ejército prosiguió ayer la limpieza en los territorios palestinos. Un dirigente de Hamás en Hebrón, Yaacub Eddike, murió cuando trataba de escapar de los soldados que llegaron a su casa para deternerlo. En Nablús murió un policía naval palestino y al sur de la franja de Gaza murió un niño de 12 años de un disparo en el pecho.
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, actúa como si el discurso de Arafat no hubiera existido. Se diría que quiere ser consecuente con la declaración de "personaje irrelevante" adoptada por su Gobierno la semana pasada sobre el presidente palestino y la orden de romper todo contacto con él. La actitud de desprecio de Sharon fue criticada ayer por su ministro de Asuntos Exteriores, Simón Peres, quien dijo que se debía "conceder varios días a los palestinos para probar si son serios y llegar a un alto el fuego". Yosi Sarid, líder de la oposición del partido Meretz, comentó la displicencia de Sharon frente al discurso de Arafat y señaló con ironía: "Las declaraciones de este hombre irrelevante, son relevantes y sólo cabe esperar la concreción de sus promesas".
Poco después, Sharon escondió el palo y mostró la zanahoria ante un grupo de colonos, a los que aseguró que está dispuesto a llegar a la paz, "aunque haya que hacer concesiones dolorosas"; una declaración repetida en otras ocasiones por el jefe del Ejecutivo israelí.
Slomo Ben Ami, ex ministro de Asuntos Exteriores y Seguridad Interior del anterior Gobierno laborista, afirmó ayer que Sharon no puede aceptar que la orden de alto el fuego de Arafat prospere, ya que el Gobierno de unidad nacional que preside "sólo puede funcionar en una situación de enfrentamiento con los palestinos; en el momento en que éste termine o parezca que vaya a terminar y Sharon empiece a negociar la paz, su coalición no podrá continuar unida".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de diciembre de 2001