'La excepción cultural francesa ha muerto', sentenció ayer Jean Marie Messier, el gran patrón de Vivendi Universal, mientras comentaba la adquisición del grupo USA Networks y la progresiva americanización de la antigua Génerale des Eaux. Para Messier, 'las angustias francesas son arcaicas', y en vez de preocuparse por 'excepciones' hay que defender la 'diversidad cultural'. Se dijo 'orgulloso de conservar su pasaporte francés y orgulloso de su condición de neoyorquino', pues desde hace apenas seis meses vive en la ciudad estadounidense y dirige su imperio desde allí en vez de hacerlo desde su despacho parisino vecino a la plaza de l'Etoile.
Vivendi es el principal accionista de Canal + que, a su vez, es el principal inversor del cine francés, pues aporta una tercera parte de la suma que mueve cada año el sector. Canal + tiene la obligación, hasta 2004, de seguir invirtiendo 152 millones euros (unos 25.000 millones de pesetas) anuales en producción o compra de derechos de cintas francesas.
Las palabras de Messier anticipan el deseo de Canal + de renegociar su compromiso con el cine francés. Las prioridades se han trasladado a la otra orilla del Atlántico o a Los Ángeles, y Messier ya no piensa en términos franceses, sino mundiales. Y eso inquieta a un sector cinematográfico galo, que este año celebraba el haber conquistado un 42% de su mercado interior y haber aumentado en un 50% su audiencia respecto al año 2000.
La ministra de Cultura, Catherine Tasca, se ha manifestado 'escandalizada' ante la actitud de Messier. 'La excepción cultural no es una idea arcaica, sino de futuro. No creo que los pueblos quieran identificarse con un mundo cuya libertad de creación la determinarán los propietarios de los grandes medios de comunicación'. Para el productor Marin Karmitz, 'las palabras de Messier son un escándalos porque es gracias a Canal + y a la excepción francesa que ha podido lanzarse a su conquista de América'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de diciembre de 2001