Cuando lleguen los Estados Unidos de Europa quien de verdad se va a adaptar al remolino no son los adultos de buena renta sino los modestos, la nueva gente que sobrevive a la patera y a nuestros ministros, y ve la tele sin inconvenientes.
Los EEUU de allá se construyeron por lumpen emigración, exterminando indios y búfalos, comprando y robando estados enteros, produciendo una humanidad que integró la mampostería y el asfalto, railes y rascacielos.
Europa tiene ahora los dones más opuestos a una forja tipo EEUU, no partimos de un herbazal infinito sino de adoquines de charol, la informática y la tele tropiezan aquí con el gótico, aquí ni archivamos ni tiramos las cosas al contenedor, por pereza barroca, no conocemos modo fiable de imitar la falta de pasado de los EEUU; la embestida evolutiva de tipos como Napoleón, Hitler o Stalin no logró el vacío preparatorio de la verdadera masificación europea.
Podemos imitar, incluso fingir desinterés por llegar a ser unos verdaderos EEUU pero tales esfuerzos serán signos de inferioridad y fe en la derrota.
Europa lo tiene crudo para zafarse de sí misma; Nuestro historial génético gran reserva es una traba fatal cuando sólo se requieren clones a granel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de diciembre de 2001