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COLUMNA

Un aviso

Soy demócrata, pero creo que la autoridad está para ejercerla. El PP hizo mal en no detener a Zapatero en el aeropuerto de Barajas cuando, en una clara muestra de insubordinación, se le ocurrió viajar a Marruecos. Harían bien en retirarle un año o dos el pasaporte, aunque la medida pueda parecer impopular. A esta gentuza le das la mano y se toma el antebrazo. De hecho, los contribuyentes ya han empezado a exigir electricidad para el frío, y camas hospitalarias para la gripe, y policías para el crimen. A este paso, se nos ocurre militarizar el Museo del Prado, que no decimos ni que sí ni que no, y se echan a la calle, como con la LOU. Privatizaremos antes el Ejército, para que parezca una medida tomada por razones empresariales. Viva la libertad económica.

Es cierto que tenemos limitaciones: no podemos ofrecer la vida eterna ni garantizar la energía eléctrica cuando el termómetro se empeña en bajar de cero. Pero vamos a llevar a cabo una inspección en las fábricas de termómetros, pues hay indicios de que están dirigidas por individuos que no saben lo que es el patriotismo constitucional. Si es necesario, sacaremos una ley que prohíba vender termómetros con temperaturas mínimas desleales. Ya pueden ir apuntándose los progres trasnochados a las manifestaciones que sin duda provocará esta ley, porque cuando terminemos con los termómetros, nos meteremos con los barómetros. Resulta intolerable la presión atmosférica que señalan los actuales.

Aquí va a entrar por el aro todo el mundo. Se han acabado las medias tintas y los paños calientes. El PP es la única garantía para asegurar la estabilidad del marco constitucional. Si los que han dejado de fumar son los más eficaces perseguidores del tabaco, los que estuvimos en contra de la Constitución somos, lógicamente, la garantía de su vigencia. Después de todo, sabiéndola utilizar, produce una rentabilidad económica e ideológica increíble. También la nicotina puede, bajo determinadas presentaciones, ayudar a la ciencia. Si Zapatero empieza a ser un estorbo, nos ocuparemos de él como hemos empezado a ocuparnos de los termómetros y de los barómetros del CIS. El que avisa no es traidor.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de diciembre de 2001