Los seguidores de George Harrison ya están tranquilos, ahora que se ha descubierto que murió en una mansión en Beverly Hills propiedad del también ex Beatle Paul McCartney. Si la temprana muerte del segundo miembro del mítico grupo de Liverpool causó conmoción mundial, más revuelo levantó aún el hecho de que el lugar que figuraba en el certificado de defunción como su última morada no existiera. George Harrison, el más reservado de los Beatles, murió el pasado 29 de noviembre 'en casa de un amigo' en Los Ángeles, como consecuencia de un cáncer, según informó entonces un portavoz. De hecho, sus intentos de pasar sus últimos momentos en la intimidad que tanto había protegido desde que los Beatles desaparecieron como grupo, llevaron a su familia a anunciar su muerte una vez que su cuerpo había sido incinerado. Sin embargo, la intensa búsqueda por parte de los medios de comunicación del lugar de su última morada ha dado resultado y, según una cadena de televisión local, se trata de una mansión que Paul McCartney compró a la cantante Courtney Love hace seis meses. McCartney visitó a su amigo y ex compañero dos semanas antes de su muerte, momento en el que le ofreció su mansión en Beverly Hills, situada en las proximidades del centro médico UCLA en el que el ex Beatle estaba recibiendo tratamiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de diciembre de 2001