La economía francesa ha entrado en una fase de crecimiento prácticamente nulo. El último informe de coyuntura publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas (Insee) anticipa una situación cercana a la recesión, con un aumento nulo del PIB en el último trimestre de este año y del 0,1% en el primer trimestre del próximo.
No se espera una degradación del consumo interno, que constituye la última tabla de salvamento frente a la recesión, pero sí de la inversión y del empleo, con una tasa de paro que subirá al 9,2% en junio próximo, frente al 8,9% actual.
Con una creación de puestos de trabajo limitada a 190.000 en el año 2001, frente a los 530.000 registrados en el ejercicio precedente, la creación de empleo sufrirá en los próximos meses los efectos negativos del final de año.
Pese a todo, los expertos del Insee que han redactado el informe descartan que esto pueda provocar un hundimiento del consumo y la rápida introducción de dinero 'en el calcetín', que caracterizan a las épocas de miedo.
Los autores del informe no creen probable un crecimiento francés por encima del 1,5% en el año próximo, lejos de la estimación del 2,25% que sirvió de base a la hora de confeccionar los Presupuestos.
Para cerrar las cuentas de 2002, el Gobierno cuenta con utilizar la tesorería de las empresas y organismos públicos. Pero las previsiones económicas permiten dudar de que se alcancen los objetivos previstos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de diciembre de 2001