La policía nigeriana ha puesto precio a cualquier información que ayude a capturar a los asesinos del ministro de Justicia, Bola Ige, quien resultó muerto a tiros el pasado sábado en la ciudad de Ibadan, en un intento de capturar a los culpables del asesinato político más importante sucedido en Nigeria desde el retorno de la democracia en 1999.
Mientras, los miembros del Senado han sido convocados con carácter de urgencia y el presidente del país, Olusegun Obasanjo, ha ordenado el despliegue de tropas en dos estados del suroeste del país, donde el asesinato de Ige es el tercer crimen político en lo que va de mes.
La recompensa ofrecida por las autoridades es de unos 4.300 dólares (unas 800.000 pesetas) en un país donde la renta per cápita es de 300 dólares anuales (unas 55.000 pesetas). Algunas voces críticas han expresado su extrañeza por la poca cantidad que se ofrece de recompensa respecto a la magnitud del crimen.
El ministro asesinado mantenía una dura polémica -traducida en disturbios en la calle y dos crímenes políticos- con el gobernador del Estado de Osun.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de diciembre de 2001