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CARTAS AL DIRECTOR

El euro no cambia las mentalidades

En la mayoría de los países de nuestro entorno euro, para facilitar el acceso a los euromonederos, éstos se distribuyen en estancos, quioscos, gasolineras, supermercados... En España somos diferentes. Y seguimos siendo provincianos, cultivando el enchufismo, la cultura del listo, del que conoce y del que no es nadie. Se ha reservado la distribución de los euromonederos a las entidades bancarias. Éstas, con la cultura que las caracteriza, so pretexto de que hay pocos y de que se van a agotar, están reservando los euromonederos para sus mejores clientes. Y si te lo dan (previo cargo en cuenta de 2.000 pesetas, hay que ser ridículo) es 'por ser vos quien sois' y como un favor.

El padre de una amiga que quería regalar uno a cada uno de sus dos nietos consiguió uno a duras penas y después de mucho pedir: sólo era cliente de esa entidad desde hace 30 años. Yo tuve menos suerte, no lo conseguí. Da pena comprobar cómo, otra vez, hemos perdido una ocasión de modernizar nuestros modos de actuar. Y van...

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de diciembre de 2001