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OPINIÓN DEL LECTOR

¿Sin noticias de Dios?

Penélope Cruz y Victoria Abril insisten en que no hay noticias de Dios; sin embargo, la realidad pareciera querer indicarnos algo diferente. Las pantallas no mienten y el alza de una película se mide por el mercurio de los ingresos. El mercurio de otras taquillas en estos días confirma que sí hay noticias de Dios, demanda de aproximarse a su misterio sin tiempo. Hoy podemos encontrar como nunca el sello de lo enigmático y mágico en las carteleras.

Sin noticias de Dios claman las actrices en su recién estrenado largo, pero las salas se llenan de películas que nos empujan más allá de esta realidad tan tangible, como estrecha. Harry Potter y El señor de los anillos triunfaron en las librerías y ahora lo hacen en las salas. Películas como Atlantis refuerzan también esta tendencia al alza del género mágico y fantasioso.

Las salas de cine quizá demuestren como ningún otro escenario nuestras ganas de traspasar una realidad angosta, de superar el raciocinio dominante, de huir de una civilización materialista ya agotada. Las pantallas ponen de manifiesto una voluntad, cada día más definida, de refundar una sociedad basada en otros valores.

Las largas filas en todas las ciudades del mundo delante de los cines, presididos por el castillo de Harry Potter, ponen de manifiesto esas incontenidas ganas de salir de unas coordenadas programadas en exceso, de avanzar, con la linterna de la sana curiosidad y el corazón abierto, más allá de lo diseñado, entre otras poderosas razones porque lo conocido no terminamos de apañarlo bien.

Algún día nos levantaremos de la butaca, dejaremos de ser meros espectadores de lo mágico y nos pondremos nosotros a insuflar por doquier pequeñas dosis de magia en nuestros centros de trabajo, de estudio, en nuestros hogares, en las calles... Entonces la propia realidad adquirirá los rasgos arrebatadores que hoy sólo admiramos en las pantallas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de diciembre de 2001