A mediados de la década pasada, tres amigos guipuzcoanos, preocupados por la situación de los desempleados mayores de 40 años, decidieron crear una asociación sin ánimo de lucro para dar una respuesta laboral a este colectivo. El proyecto no prosperó en el primer intento, pero sí en el segundo. Desde 1999 funciona la Asociación para la Corrección del Desempleo de Larga Duración (Ascodel), una agrupación que nació en Eibar (Guipúzcoa) y que hoy cuenta con 12 oficinas en el País Vasco y 2.706 asociados.
Hasta el pasado 31 de julio, Ascodel (www.ascodel.org) intermedió en cerca de 1.900 contratos para desempleados mayores de 40 años, que en su mayoría fueron temporales. La agrupación, que no cobra por sus servicios ni a las empresas ni a los trabajadores, se mantiene con subvenciones del Instituto Nacional de Empleo (Inem) y de las diputaciones vascas, y sus técnicos especializados en reinserción laboral son desempleados de larga duración que trabajan como voluntarios.
Ascodel, que cuenta con 12 oficinas en el País Vasco y 2.706 asociados, ha conseguido en dos años intermediar en 1.900 contratos
'Otras instituciones intentan casar oferta y demanda laboral a través de bases de datos. Nosotros, en cambio, realizamos una política puerta a puerta por las empresas, para detectar sus necesidades inmediatas y futuras de personal', explica José Ángel Fernández, uno de los técnicos voluntarios que trabajan para la asociación.
Además de buscar empleo, Ascodel lucha por mejorar los derechos sociales de este colectivo que, en muchos casos, después de trabajar muchos años, sólo cuentan 'con el subsidio de desempleo, que es un vagón en vía muerta'. 'Despúes, al contabilizarse los últimos 15 años de cotización, las pensiones que les quedan son mínimas', critica Fernández.
El 50% de los socios de Ascodel son mujeres, pero 'en un 75% de los casos las empresas prefieren contratar hombres', afirma el técnico de la organización. De hecho, las socias de la agrupación se han beneficiado sólo de 632 contratos de los 1.891 que ha formalizado Ascodel con empresas y que tuvieron una duración media de tres meses. Desde la agrupación, que aspira a extenderse a otras comunidades autónomas, critican también la eventualidad, el abuso de las horas extraordinarias y el trabajo sumergido que impiden a este colectivo engancharse con garantías al carro laboral.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de diciembre de 2001