La carta al director con la que despedía el año Alberto Martínez Arias, pidiendo a gritos penas de prisión militar para los insumisos de un ejército que por fortuna ya no existe, es la carta al director de un fascista. Me habría gustado decirlo dando un rodeo, pero en esta sección exigen brevedad. Cada ministerio tiene el jefe de prensa que se merece.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de enero de 2002