Las bajas temperaturas registradas en las últimas jornadas no han conseguido ahuyentar a los bañistas impenitentes que acuden a su cita diaria en las playas donostiarras. No hay contratiempos climatológicos que impidan a estos animosos nadadores sumergirse en las aguas del Cantábrico, aunque en ocasiones tengan embutirse en trajes de neopreno, como el bañista de la fotografía, para protegerse del frío y aguantar el contacto gélido con el agua. Algunos, más valientes, se atreven incluso a hacerlo a pecho descubierto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de enero de 2002