Hace unos días tuve la oportunidad de ver el magnífico documental de Patricio Guzmán sobre la figura del dictador Pinochet y su ignominiosa dictadura. Pues bien, lo que más me llamó la atención de dicho documental -aparte de los escalofriantes testimonios de víctimas y familiares de desaparecidos- fue la defensa ardiente de determinadas personas, presuntamente civilizadas, entre ellas la ex primera ministra británica Margaret Tatcher, de la
figura del siniestro dictador, cuando se encontraba detenido en Londres a la espera de su extradición para ser juzgado en España por delitos de tortura. Pero lo que acabó de ponerme la carne de gallina fue pensar, mientras contemplaba en la pantalla la imagen de la dama de hierro charlando amigablemente con Pinochet, que muchos de los dirigentes de nuestro partido gobernante tengan a dicha señora como un modelo político a seguir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de enero de 2002