Una sátira sobre los libros de autoayuda; una novela, en definitiva, sobre lo que el director de la editorial Destino, Joaquim Palau, definió como "la vida cotidiana", le valió ayer a la escritora Ángela Vallvey (Ciudad Real, 1964) el 58º Premio Nadal de novela, que se falló anoche en Barcelona. Vallvey, que reside entre Ginebra (Suiza) y Getafe (Madrid) obtuvo con Los estados carenciales los no redondeados 18.030,36 euros con que está dotado el galardón (tres millones de pesetas). José Luis de Juan (Palma de Mallorca, 1956) quedó finalista con Kaleidoscopio, una novela ambientada en Mallorca y protagonizada por miembros de una peculiar célula anarquista.
Vallvey, que reside entre Ginebra (Suiza) y Getafe (Madrid) obtuvo con Los estados carenciales los no redondeados 18.030,36 euros con que está dotado el galardón (tres millones de pesetas). José Luis de Juan (Palma de Mallorca, 1956) quedó finalista con Kaleidoscopio, una novela ambientada en Mallorca y protagonizada por miembros de una peculiar célula anarquista.
Tras la entrega del galardón, Vallvey explicó que la ganadora es una novela "sobre la felicidad, una novela de autoayuda, lo cual es una redundancia porque la literatura es siempre un consuelo, un antídoto en tiempos de barbarie". Con esta novela, Vallvey continúa fiel al estilo satírico y a las historias tragicómicas de sus anteriores A la caza del último hombre salvaje (1999) y Vías de extinción (2000), publicadas ambas en Salamandra. Según miembros del jurado, en Los estados carenciales, Vallvey establece un "inteligente juego de contrastes entre las máximas filosóficas y los consejos de los libros de autoayuda y la situación real de los personajes". Con estos mimbres, Vallvey ha construido una novela con mucha acción. El resultado no es "ni moralista ni ñoño".
Libros juveniles y poesía
Aunque no demasiado conocida entre el gran público, Vallvey ha emprendido una carrera bastante ascendente en los últimos años. A la caza del último hombre salvaje, un sardónico -y de tintes almodovarianos- retrato de una mujer desencantada que encuentra la quintaescencia de la masculinidad en un joven gitano, ha sido traducida al inglés, al francés y al italiano. Vías de extinción, una "novela panfletaria", como ella misma afirmó en su día, repasa las heroicas peripecias de un grupo de jubilados que deciden vengar a una prostituta a quien un empresario ha estafado 5.000 pesetas. En ambas destaca una mirada crítica hacia la sociedad contemporánea.
Además de la narrativa para adultos, Vallvey también ha escrito libros para el público juvenil: Kippel y la mirada electrónica (1995), Vida sentimental de Bugs Bunny (1997) y Donde todos somos John Wayne (1997). Y, sobre todo, poesía, género que en alguna ocasión ha definido como "el auténtico lujo del pensamiento": Capitales de tiniebla (1997) y El tamaño del universo (Premio Jaén, 1998).
José Luis de Juan, un autor que ha explorado los márgenes de la realidad, y también de la historia, en sus anteriores libros, quedó finalista del Premio Nadal y obtuvo 6.000 euros. En Kaleidoscopio narra las peripecias de un oficial mallorquín del Ejército en la década de 1920 que, desengañado, empieza a sentirse atraído por el anarquismo y se enrola en una célula. Tras unos episodios de violencia, el resto de los miembros del grupo desaparecen. De Juan explicó que la novela contiene "pasión, cobardía, amor, locura, bombas y humor negro". El autor dijo también que ha querido expresar una sensación respecto a la rebeldía, un sentimiento que, según él, "ahora provoca excepticismo". Es entonces cuando se hace patente la manipulación que los poderes económicos y financieros han ejercido sobre este grupo de hombres. De Juan es autor de tres novelas -El apicultor de Bonaparte (Premio Juan March Cencillo, en 1996), La mano que formula el deseo y Este latente mundo-, un ensayo -Incitación a la vergüenza- y un libro de relatos -La vida privada de los verbos.
El jurado del Nadal estuvo integrado por Josefina Aldecoa, Ana María Matute, Germán Gullón, Joaquim Palau y Antonio Vilanova. Otro de los premios concedidos anoche por Destino fue el Apel.les Mestres de literatura infantil y juvenil ilustrada, que este año llega a su 21ª edición. Lo obtuvieron la escritora catalana Anna Vila Badia y la ilustradora argentina María Teresa Cáceres.
El Premio Nadal es el galardón más veterano de España, y en él se dan cita buena parte de las gentes de la edición que acuden con ganas de intercambiar cromos tras el paréntesis navideño, y más en esta edición en que ha habido cambio de dirección en Destino (Grupo Planeta). En abril pasado, Andreu Teixidor, hijo del poeta Joan Teixidor, uno de los fundadores de la editorial, fue sustituido por Joaquim Palau. En un primer momento, se acordó que Teixidor seguiría vinculado a Destino como asesor literario y al frente de los premios, pero tras unos meses, en noviembre de 2001, Teixidor y Planeta rompieron todos los lazos.
El Premio Nadal se otorgó por primera vez el 6 de enero de 1945 y ha tenido un papel fundamental en la narrativa española. Aquel año lo ganó Carmen Laforet con Nada y lo han obtenido también Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama), Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada), Ana María Matute (Primera memoria) y Carmen Martín Gaite (Entre visillos).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de enero de 2002