Yo estoy tan tranquila con esto del euro. La carta que el señor Aznar ha mandado a mi marido me ha convencido de que lo del cambio de moneda no va conmigo. Debo reconocer que al principio pensé que era un error, o que mi carta llegaría más tarde. Pero no, he preguntado por ahí y me he enterado de que, en los matrimonios, el señor presidente sólo se ha dirigido a los hombres.
Me quedo tranquila, pero me surge una duda. No sé si el señor Aznar nos cree tan inútiles que piensa que sólo utilizamos dinero cuando vamos acompañadas de nuestros esposos, o nos considera tan listas que está convencido de que no necesitamos su euroconvertidor. De cualquier modo, yo hasta ahora pagaba formalmente mis impuestos, pero ahora que sé que el euro es cosa de hombres y, además, que el señor presidente utiliza lo que yo pago para cartearse y hacer regalitos a sus colegas varones, la verdad, voy a pensármelo muy seriamente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de enero de 2002