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Reportaje:

Que se ponga Reina

El Barça ha utilizado a siete porteros en ocho temporadas

Tocando y tocando, desde los extremos hasta los laterales, pasando por los volantes, el medio centro los centrales y el ariete, Rexach arribó hasta el portero, en un último intento de que el marcador le guiñara el ojo al Barcelona. Frente al Zaragoza, entró Reina (19 años) por Bonano (31), el Barça no encajó ningún gol y el entrenador se sintió aliviado. El cambio ratificó la confianza de Charly en el hijo de Miguelito Reina, y su desinterés en las negociaciones de pretemporada por contratar a Buffon, Landreau o Toldo. Mejor fichar al veterano Bonano, suplente en el River Plate que debería ganarse el puesto en el Camp Nou, dispuesto a ser un complemento en los momentos de apuro y a aceptar la competencia de Reina. Pese a que los números avalan la trayectoria de Bonano, el tercer portero menos goleado del campeonato (17 tantos en 18 partidos), hay imágenes sangrantes que posibilitan intervenciones de gran calado. Y la pifia de De Boer y Bonano en Montjuïc habilitó a Rexach para que pudiera devolver a Reina a la portería por la misma razón que le había quitado la titularidad en abril pasado el mismo día en que relevó a Serra Ferrer después de perder en el Sadar.

Los "goles tontos" provocan decisiones graves en un Barcelona que no aprende a defender ni se para a pensar en que portero le conviene. Desde la partida de Zubizarreta, los ha tenido de todos los colores, hasta contar siete en ocho temporadas -sin contar a Lopetegui, Angoy o Unzué, que jugaron poco y no rivalizaron por el puesto-, y ninguno se parece a Zubi, ni tiene el aplomo de Sadurní, ni la excentricidad de Urruti, ni el glamour de Ramallets ni la épica de Platko. A unos les pudo el escenario: Vítor Baía, Dutruel. Otro fue coyuntural: Hesp, como también puede serlo Bonano. También los hubo frívolos, tal que Busquets, el portero sin manos. Y los canteranos se han encomendado a Reina tras el despido de Arnau y a la espera de que crezca Víctor Valdés, que sigue pensando que el suyo no es un oficio en decadencia ni aún cuando el reglamento sólo se modifica para penalizar al portero.

Al Barça no le ha ayudado a encontrar guardameta ni tener en nómina a un técnico especialista como Hoek, ayudante de Van Gaal: si el entrenador fracasó al intentar clonar el Ajax, su colaborador ha sido incapaz de elaborar en cinco años otro Van der Saar, pese a dotarse de una tecnología importada de su país que incluye maniquies y lentillas contra el sol. Hoek, más que nada, pone en forma al titular y ahora le vuelve a tocar a Reina (debutó hace un año y disputó 19 partidos de Liga en los que encajó 32 goles), sin que Bonano sepa por qué. Habrá oído decir que es tan bueno en el uno contra uno como malo con los pies, y que sus rechaces frontrales y querencia por permanecer debajo del marco a veces son contraproducentes. Justamente todo lo contrario de Reina. La diferencia para que juegue uno y otro, sin embargo, no es otra cosa que "los goles tontos". Una cuestión de rachas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de enero de 2002