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AJEDREZ

Deep Fritz se hace viejo

Los aplazamientos del duelo hombre-máquina cuestionan la validez del rival de Krámnik

Deep Fritz fue seleccionado en abril de 2001 para enfrentarse en Bahrein al ruso Vladímir Krámnik, campeón del mundo oficioso. Tras dos aplazamientos, atribuidos a la guerra de Afganistán, la nueva fecha es octubre de este año. Muy probablemente, entonces habrá programas mejores, lo que incita a cambiar de máquina para que el duelo sea reconocido como la continuación del que Gari Kaspárov perdió por la mínima (2,5-3,5) ante Deep Blue en 1997.

"Dada la gran velocidad del progreso de las computadoras y los programas, sería como si Víktor Korchnói [de 70 años, dos veces subcampeón] disputase ahora la final de un Campeonato del Mundo". Lo dice un experto de gran prestigio, Enrique Irazoqui, organizador en abril de 2001 del enfrentamiento Deep Fritz-Deep Junior en Cadaqués (Gerona) para elegir el rival de Krámnik, bajo la supervisión de la empresa británica Brain Games.

Irazoqui propone un Torneo de Candidatos entre máquinas. Pero Raymond Keene, directivo de Brain Games, no parece estar por la labor: "No me niego en redondo a esa posibilidad, pero Brain Games no debe instigarla. Es una cuestión de principios. Los autores y promotores de Deep Fritz no tienen la culpa de los aplazamientos", afirma, en referencia a los contratos firmados por su empresa con la alemana Chess Base, que comercializa las diferentes versiones de Fritz, cuyos creadores son el holandés Frans Morsch y el alemán Mathias Feist.

Frederic Friedel, directivo de Chess Base, considera justo que el rival de Krámnik sea una versión mejorada de Fritz: "De lo contrario, el programa que dispute el duelo será inferior al que cualquiera podrá comprar en unos grandes almacenes. Entiendo que los aplazamientos perjudican a Krámnik porque su contrincante habrá tenido más de un año para mejorar, pero lo mismo podría decirse de cualquier otro rival", argumenta. Este diario no tuvo éxito ayer en sus intentos por hablar con Krámnik.

El trabajo cotidiano de los programadores y sus asesores -generalmente, grandes maestros de ajedrez- es ahora tan sofisticado que Friedel dice que "aprenden jugando". Pero si ello fuera cierto en el sentido estricto de esas palabras, estaríamos ante una de las noticias más asombrosas de la historia de las computadoras. Así que Friedel aclara: "No me refiero a un aprendizaje automático de la máquina por sí misma, sino con ayuda de entrenadores y expertos, como en parte ocurre entre los seres humanos. Cada día, varias versiones de Fritz disputan muchas partidas frente a otras máquinas. Nuestro equipo humano las analiza, descubre los puntos débiles y modifica el programa. Lo que se persigue no es que el mismo error no se repita en la misma posición, sino programar un concepto que resulte útil en muchas posiciones similares".

Terminado ese proceso, el programa vuelve a disputar cientos de partidas, y así sucesivamente. Según en qué máquina corra y la complejidad de la posición, la versión obsoleta de Deep Fritz calcula tres o cuatro millones de jugadas por segundo. La prioridad ahora no es aumentar esa potencia bruta, sino la calidad del juego, para que la fuerza táctica sea acompañada por una comprensión de la estrategia, que ha sido siempre el punto débil de los ajedrecistas de silicio.

Otro asunto polémico es si Krámnik debe disponer de una copia del programa con varios meses de antelación, para corregir la gran ventaja que tuvo Deep Blue (de IBM) sobre Kaspárov, quien comenzó el encuentro sin haber visto una sola partida de su rival. Irazoqui es tajante: "No es razonable que Krámnik reciba la copia final de su adversario antes del duelo. Analizar las partidas ya jugadas por el programa debería ser suficiente para Krámnik, igual que hace en los torneos normales [contra rivales humanos]". Friedel matiza: "El contrato especifica que Krámnik debe recibir una copia del programa con cierta antelación al duelo. Pero se pueden realizar modificaciones y ajustes en ese intervalo, a condición de que él sea informado sobre su naturaleza". Ciertamente, Krámnik poseerá una información de la que Kaspárov careció.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de enero de 2002