Aquí en Madrid, el mundillo mediático de la opinión se encuentra en plena excitación. La situación en el País Vasco con el enfrentamiento entre el PP y el PNV, agravada por la crisis del Partido Socialista, acapara la atención de columnistas y tertulianos. La mayoría se muestra a favor de que los socialistas vascos sigan haciendo frente común con el PP en contra de los nacionalistas. No quieren que en el próximo congreso del Partido Socialista vasco se apruebe una línea política equidistante entre el PP y el PNV. Apuestan por el frente españolista PP-PSE-EE. La satanización del nacionalismo es moneda corriente que circula por todos los cenáculos mediáticos. Son pocas las voces que se pronuncian por la distensión. En estas condiciones ¿cuál puede ser la salida para la sociedad vasca? Con menos motivos, puesto que gobierna en Galicia con mayoría absoluta, Fraga ha iniciado el diálogo con Beiras, el líder del BNG. Es un gesto tendente a procurar la distensión en la vida política gallega después de muchos años de enfrentamientos durísimos. Parece ser que esto no se quiere para el País Vasco. Asistimos diariamente a la lectura y a la escucha de las más encendidas soflamas a favor de mantener en Euskadi el enfrentamiento entre nacionalistas y no nacionalistas, es decir, de mantener dividida a la sociedad. Pero, ¿por cuánto tiempo? El diálogo entre las fuerzas democráticas vascas es imprescindible. Alentar ese entendimiento en lugar de avivar el enfrentamiento es lo que el País Vasco necesita. Si de verdad se quiere contribuir a la normalización de la vida política vasca. Parece ser, sin embargo, que gran parte de quienes, desde Madrid, contribuyen a formar la opinión pública no están por la labor. Si del próximo congreso de los socialistas vascos saliese aprobada una línea de actuación para que el PSE-EE estableciese puentes de diálogo sería una buena noticia. Algunos no lo quieren así y están haciendo todo lo posible para que esa idea no cuaje. Ellos sabrán por qué. Lo cierto es que Fraga, en Galicia, ha dado una lección de buen hacer político.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de enero de 2002