Existen ideas revolucionarias en la mente de la hija de nuestro presidente del Gobierno. Con lo difícil que resulta independizarte hoy día. Pero no hay problema porque todos los españoles financiaremos el ajuar, los aposentos y la ceremonia nupcial, para que ella y su cónyuge sean felices el resto de los días de su matrimonio. Tan felices como lo serán posiblemente sus padres.
Me resulta difícil asimilar que, según está el precio de la vivienda actualmente, cualquier joven con sueldo medio pueda comprarse casa. Con 140.000 pesetas (es decir, 841,42 euros) no se llega ni a la vuelta de la esquina.
Un piso de dos habitaciones cuesta alrededor de 22 millones de pesetas. Para que nos hagamos una idea, te queda una hipoteca de unas 110.000 pesetas todos los meses, a pagar durante un periodo de 20 años. ¡Qué cruz! Luego te tienes que mover y precisar de un coche. Eso supone otras 30.000 pesetas todos los meses durante un mínimo de cuatro años. ¿Puede decirme, señor Aznar, con qué como yo durante este tiempo? Así se encuentran muchos jóvenes que alargarán su salida de casa y consumarán la estancia con sus padres hasta los 30, por lo menos.
Y me resulta más difícil asimilar, incluso, que para sobrevivir por el maravilloso mundo de Dios tenga que vivir en pareja.Únicamente para acceder a unos mínimos bienes.
Tristemente, la economía española goza de mínima estabilidad económica, y digo tristemente porque dicha estabilidad se debe a los continuos tirones que se han pegado a nuestros bolsillos al subir los impuestos en la vivienda, los transportes, gasolinas y demás.
Pero todo ello se verá reflejado en cómo se vivirá en España durante los próximos 10 años. Por la juventud estudiantil y los jóvenes progresistas. Sálvese quien pueda. Feliz año.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de enero de 2002