Escribo esta carta para felicitar efusivamente a los responsables de la detención de la investigación con células embrionarias para el tratamiento de la diabetes tipo 1 que se estaba desarrollando en nuestro país por el equipo del doctor Bernat Soria. Gracias a ellos se podrán mantener congelados, durante quién sabe cuánto tiempo, millones y millones de pegotes celulares inviables, es decir, supuestos proyectos de seres humanos que nunca podrán ver la luz por motivos fisiológicos, y que sin lugar a dudas merecen una atención muchísimo mayor que unos cuantos diabéticos (sólo dos insignificantes millones de españoles, entre los cuales me incluyo). Por último, me queda confiar en la eficacia y sabiduría del PP, que sin duda algún día nos tendrá en la misma consideración que a los citados embriones, congelando nuestros cuerpos con la misma destreza con la que en estos días ha congelado nuestras esperanzas de curación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de enero de 2002