Periodo preocupante para muchos estudiantes es el de los exámenes que se celebran durante los meses de enero, febrero y marzo del presente año. Llega, pues, el momento de pedir la responsabilidad a los docentes de su trabajo, que cumplan la normativa universitaria y su actuación sea conforme a la buena fe.
Los exámenes tienen que versar sobre la materia impartida en las clases, según lo previsto en el régimen académico del alumnado y de los estatutos de la universidad.
Los profesionales de la educación han de abandonar criterios subjetivos de corrección acatando a los objetivos, evitando de esta manera los suspensos. Además, las influencias externas ajenas a lo estrictamente universitario se deben reprochar. Dichas actuaciones pueden motivar situaciones caóticas entre ambas partes, poniéndose en quiebra el Estado de derecho iniciado por la Constitución española de 27 de diciembre de 1978.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de enero de 2002