El tema de conversación
La plaza Mayor de Cáceres es un lío de sutileza. Punto de encuentro, reflejo lúdico, antesala de la ciudad medieval y, siempre, centro de la polémica. Ahora, por su remodelación. Los jóvenes advierten que es una obra para provocar la salida del 'botellón', el Ayuntamiento dice que para recuperar su esplendor, los comerciantes se quejan y los ciudadanos asisten impasibles algunos y críticos otros.
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De copas
La noche cacereña se concentra en tres puntos. La plaza Mayor reúne a los adolescentes en locales de moda como Belle Époque, que programa lo mejorcito de la música actual. Los más maduros toman rumbo hacia la calle de Pizarro: Capitán Hadock, La Traviata, La Torre de Babel (ahora, Pizarro 8), Cambalache, Habana... Las tribus urbanas aguantan allí hasta las tres de la madrugada. Acto seguido, todos se desplazan hasta La Madrila: Latino, El Submarino Amarillo, Ivanhoe, El Peso del Pescado... Decibelios a placer y sin horario de cierre. Cáceres es, posiblemente, la única ciudad española cuyos locales no respetan horarios.
Visitas
La villa medieval fue declarada patrimonio de la humanidad. No deben olvidarse las Cuevas de Maltravieso, con vestigios de hace 30.000 años, y muy cerca de Cáceres, el Museo de Arte Contemporáneo Vostell-Malpartida, creado por el artista alemán Wolf Vostell, padre del fluxus-happening, con obras de vanguardia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de enero de 2002