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OPINIÓN DEL LECTOR

Expulsión

Desearía darle a conocer un hecho bastante anormal que me ha ocurrido esta mañana (2 enero) en el gimnasio Albenan, sito en la calle de la Princesa, 3, junto a la popularmente conocida como plaza de los Cubos.

Llevaba concurriendo a este gimnasio desde el mes de octubre y el día 27 del pasado diciembre aboné la mensualidad correspondiente al presente mes de enero.

Esta mañana, al llegar, para mi asombro y estupefacción, se me ha comunicado que no podía entrenar y que estaba expulsado del gimnasio; pedí la hoja de reclamaciones, y una vez cumplimentada, el director se dignó llamarme para comunicarme el motivo de mi expulsión, el cual no era otro que una queja de alguien que decía que en el vestuario le había mirado (miramiento, según este caballero). Yo le exigí la devolución de la mensualidad, a lo cual me respondió que podía hacer dos cosas: o coger la mensualidad y no denunciar o denunciar y ellos conservar la mensualidad. Quisiera, señor director, que sus lectores juzgasen si ése es un procedimiento correcto en un país de libertades o si ese señor es merecedor de algo más que una sanción por permitirse poner a un cliente en la calle y encima tratar de cohartar sus derechos quedándose con lo que legítimamente le pertenece, así como de aceptar juicios de valor para enjuiciar a otra persona.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de enero de 2002