Los ciclistas que aprovecharon ayer la mañana de domingo para estirar los músculos sobre la bicicleta coincidieron con quienes se esforzaban en retirar cascotes y cristales rotos para devolver a la normalidad las calles de Bilbao, afectadas el sábado pasado por el atentado con coche bomba.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de enero de 2002