La joven Josefa Amaya, de 18 años, que el domingo apareció muerta a puñaladas y con el restro desfigurado por los golpes en un paso elevado del barrio de Via Trajana de Sant Adriá del Besós pudo haber sido asesinada por un grupo de personas y no por una sola como se creía en un principio. La aparición junto al cadáver de un palo y un calcetín con una piedra en su interior pueden avalar esta tesis.
Por su parte, la familia de la joven sospecha que el asesino o asesinos conocían a la víctima. El abuelo de la joven, José Amaya, explicó ayer que su nieta 'debía conocer al agresor, porque, sino, no se hubiera ido sola a una zona como esa'. Los vecinos del barrio han denunciado que en puente donde apareció el cadáver de la joven es un punto de encuentro de drogadictos y delincuentes. La policía continúa las investigaciones basándose en el móvil pasional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de enero de 2002