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COLUMNA

Sixto

Se fue temprano, muy de mañana, en el domingo. Y hubo un estremecimiento en el universo de los astros, del Misteri, de la pintura y de la amistad, cuando la voz escocida de Patricio Falcó me lo dijo por teléfono. Se fue Sixto Marco y toda su creación se detuvo en una pincelada, en una rúbrica de grafito, en una extensión de óleo cósmico y surrealista. Pero qué sabemos de las complicidades entre la sustancia de la criatura humana y la de esos cuerpos celestes que despliegan una cola de química fascinante y fugaz. Me lo comentó un día: mi próxima cita con el Halley es para el 2062. Y mientras indagaba el cometa, espléndido y arrebatado como el propio Sixto, mientras lo retrataba en su intimidad, ¿por qué no salir disparados y dialogar, de galaxia en galaxia, sin necesidad de cumplir el calendario de los compromisos formales? Aprendiz de alpargatero en el modesto negocio familiar, oficial de notaría, jugador del Deportivo Ilicitano, Sixto fue, durante 25 años, el apóstol Sant Joan del Misteri. Un Sant Joan versátil, irrepetible. 'He hecho un Sant Joan existencialista; un Sant Joan guerrillero. Recuerdo el del 45, que me salió un Sant Joan desgarrado y apocalíptico'. Por entonces, la tinta de las noticias se consumía en lo del genocidio de las bombas atómicas. Y aquel apóstol subversivo, anarquista y tenor lírico, que hizo la batalla de Teruel y se bajó de la guerra en un hospital, empezó a pintar, en el inicio de la madurez, escenas evangélicas, vírgenes, basílicas, sexos femeninos, caracoles, relojes, las épocas de l'Home, y una microcósmica de menudencias. Irónico y tierno, arriscado y contradictorio en ocasiones, en su corpulencia y por entre el espeso bigote, llevaba toda la sabiduría del pueblo, la lealtad, la ética, la conciencia cívica, la memoria histórica, la crítica mordaz, 'soc valencià fins als collons', casi 86 años de plástica sorprendente y universal. Ayer, en Elx, la Basílica de Santa María estaba de bote en bote, para presenciar otro misteri: el de un Sant Joan volando el Halley, en un vuelo deslumbrante y prodigioso. Es que este Sixto tiene unas ocurrencias...

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de enero de 2002