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CRÓNICA

El Depor pasa otro mal rato

El equipo de Irureta, tras otro pésimo partido, sólo tumbó al Valladolid en la prórroga y de penalti

Hay partidos imposibles de comprender si no se echa mano de otros. Algo de eso ocurrió ayer en Valladolid porque el Deportivo tenía que cerrar una historia que había comenzado el domingo pasado en otra competición, la Liga, cuando perdió por 3-0, casi con los mismos protagonistas. Pero esta vez, en la Copa, tenía un resultado a favor, 2-0, de la ida. Y pasó otro mal trago. Llegó a semifinales casi como un náufrago a la orilla.

VALLADOLID 2| DEPORTIVO 1

Valladolid: Bizarri; Torres Gómez, Mario (Ricchetti, m. 70) Caminero, Peña, Marcos; Sales, Jesús (Pachón, m. 105), Fernando, Luis García (Eusebio, m. 96); y Tote. Deportivo: Molina; Hector, Donato, César, Romero; M. Silva (Sergio, m.60), Duscher; Scaloni, Valerón (Pandiani, m. 45); Fran (Capdevila, m. 54); y Tristán. Goles: 1-0. M. 3. Sales centra desde la derecha y Fernando cabecea a la red en el primer palo. 2-0. M. 34. Mario recoge en el punto de penalti un balón rechazado por el poste y de fuerte disparo bate a Molina. 2-1. M. 110. Tristán transforma un penalti de Peña sobre Pandiani. Árbitro: Fernández Marín. Amonestó a Marcos, Duscher, César, Caminero, Capdevila, Tote, Sergio, Scaloni, Fernando y Jesús y expulso a Romero y a Pandiani por doble amonestación. Unos 18.000 espectadores en Zorrilla. El Deportivo jugará el partido de ida de semifinales el día 23.

El equipo coruñés entró en Zorrilla con su ventaja y la desaprovechó en un primer tiempo espantoso, en el que el único mérito que contrajo fue cortar los altos ritmos de un rival que de otra manera se lo habría comido. El Valladolid se impuso por genio y por juicio, porque nunca se alocó, buscó las mismas herramientas con las que había goleado tres días atrás al mismo rival y sólo el cansancio en la segunda parte le privó de un final feliz.

El gol de Fernando en el minuto tres del partido colocó el choque en un estado traumático que duró hasta el final, porque en unos segundos habían reaparecido los errores que habían hundido al Deportivo tres días antes en la Liga. Otra vez un centro desde la derecha, otra vez la pasividad de los centrales, otra vez la llegada de Fernando desde atrás. Los cambios en el once inicial, el cambio de competición y la ventaja del partido de ida comenzaban a caer en saco roto y el Valladolid comenzaba a pensar en el milagro. Producto de todo ello y del desprecio del Deportivo por el balón, el choque se atrancó y el equipo de Irureta comenzó a respirar, pero con poco fuelle, porque el técnico vasco había ordenado una presión y un esfuerzo tan tremendo en todo el campo que Valerón y Tristán quedaron desterrados en el área del Valladolid.

Pero el equipo de Moré ha hecho de sus enfrentamientos con el Deportivo un acto de fe y salió del atasco por la calle de la derecha, de la mano de Fernando Sales, que de dos centros espléndidos metió al cuadro coruñés en estado de sitio hasta que llegó el segundo gol, el que igualaba la eliminatoria. Irureta buscó las respuestas en el descanso y en el banquillo, y volvió a eliminar de su esquema a Valerón, que había sido una nulidad, metió kilos en el ataque con Pandiani y después oxigenó el centro del campo con Sergio y Capdevila. La consistencia y profundidad volvió entonces a dominar el partido.

La pinta del partido duró todo el segundo tiempo y sólo los espasmos que Sales provocaba por la derecha interrumpía el declinar del choque. El Valladolid volvió a crear ocasiones e incluso Romero sacó bajo palos un cabezazo de Fernando.

Ya en la prorroga el equipo de Moré volvió a tener en su mano todas las posibilidades, sobre todo a raíz de la expulsión de Romero, pero el penalti del boliviano Peña sobre Diego Tristán anegó el sueño del Valladolid y alivió a un Deportivo vergonzoso, que dio una pobre impresión durante toda la semana en Valladolid. Sin duda, los de Irureta están empantanados en una profunda crisis de juego y resultados. El técnico vasco tiene una ardua tarea por delante. No tanta Pepe Moré, su colega vallisoletano, que podrá sentirse orgulloso de los suyos. Caminan tranquilos en la Liga y estuvieron al borde de la campanada en la Copa. Para el Valladolid la cita de anoche le permitirá sacar conclusiones más positivas, el equipo puede ganar enormes dosis de confianza.

En ocasiones como las de ayer, a los pequeños se les evapora el éxito sin saber muy bien las causas. Cosas del fútbol, que no siempre reparte justicia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de enero de 2002