¿A alguien se le ha ocurrido alguna vez formar una cooperativa de policías para acabar con la delincuencia en el mundo? Probablemente no sea tan mala esta idea que ha salido de la imaginación de uno de los 1.487 escolares que este año participan en unas jornadas sobre el cooperativismo en Granada. Sólo a estas mentes tan clarividentes se les puede ocurrir una solución así para 'acabar con toda la ETA' o 'encontrar a Bin Laden'.
Los niños, de entre 10 y 11 años, han entendido el funcionamiento de una cooperativa gracias a los Reyes Magos. Les han explicado que estos personajes cumplían los requisitos de la Ley de Cooperativas de Andalucía, al ser tres participantes, el mínimo indispensable. Su visita al niño Jesús fue un trabajo en equipo, porque cada uno de ellos aportó lo que podía: oro, incienso y mirra.
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No hay nada más efectivo que poner como ejemplo a seguir a los Reyes Magos o a las estrellas del fútbol, que también tienen que poner en común su juego para ganar partidos. Ahora, casi todos los niños tienen ilusión por formar parte de una cooperativa, aunque no sean muy ortodoxas. A algunos les gustaría crear una empresa de este tipo formada por bomberos y otros quieren participar en la apertura de una tienda de 'chuches'. Pero eso sí, casi todos tienen muy claro que las nuevas tecnologáis tienen que estar muy presentes en su trabajo. De hecho, muchos niños escogerían una empresa que se dedicara a negociar con la informática, y uno de ellos asegura muy firmemente que su cooperativa será de móviles. Piensa vender 'miles y miles' de teléfonos celulares, aunque comprende que tanto él como sus compañeros de trabajo deberán 'empezar por poquito'.
A todos los escolares que han participado en las jornadas les parece extremadamente divertido compartir el trabajo con los compañeros y, sobre todo, no tener que aguantar las órdenes de un jefe. Les encanta la idea de que no haya una persona que mande más que las demás. Lucas se imagina una cooperativa como una comunidad de vecinos, donde las decisiones se toman por unanimidad o por gran mayoría.
Pero el problema viene cuando se habla de dinero. Lo de repartir todos los beneficios en partes proporcionales es objeto de cierta controversia. Algunos opinan que es mejor hacer algo que permita llevarse todo el dinero y hacerse rico, pero al momento se arrepienten de sus palabras cuando una compañera les explica: 'si eres jefe te quedas con el dinero, pero también te quedas sin amigos'. Es, por tanto, una opción inadmisible, porque estos niños ansían sobre todas las cosas trabajar con sus amigos. Tampoco les caben en la cabeza dificultades para encontrar cooperativistas, porque 'si no hubiera suficientes niños en todo el colegio, sólo habría que poner anuncios en la tele o pegar carteles en las tiendas del barrio'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de enero de 2002