Hace ya muchos años que decidí contratar un apartado de correos con el objeto de poder recibir mi correspondencia con integridad, dado que siempre me desaparecían revistas del buzón o bien me doblaban los sobres un poco más grandes de lo habitual.
Era un servicio bastante económico, aunque implica la molestia de tener que desplazarse periódicamente a la oficina de correos, y al que cada año se aplicaba una ligera subida. Pero en los tres últimos años en Correos se han puesto a la carrerrilla en este asunto y para el año 2002 llevan camino de conseguir un récord: el recibo asciende a 36 euros (6.000 pesetas).
A título orientativo, citaré que en 1993 el importe anual era de 1.700 pesetas. En 2001 se había llegado a las 4.000.
Tengo dos preguntas: ¿por qué hay servicios como éste que pueden subir impunemente el 50% (y o lo tomas o lo dejas, no hay opciones) y en cambio mi sueldo, cuando me lo aumentan, nunca supera el 3%? Y la segunda: ¿no nos han machacado con que con el euro no subirían los precios? Creo que se ríen abiertamente de nosotros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 19 de enero de 2002