Paradójicamente, tras una semana repleta de polémica, la única víctima que dejó el encuentro fue Fernando Hierro, cuya manera de actuar había sido puesta bajo sospecha por algunos rivales, con especial mención para Darío Silva. Todas las miradas se dirigieron al duelo entre ambos, pero nada pasó. Sin embargo, Hierro tuvo que retirarse al borde del descanso tras una dura entrada de Romero. En la caída, el capitán madridista se produjo una luxación en la clavícula que podría tenerle de baja, según la primera estimación de Juan Carlos Hernández, médico del Madrid, entre tres y cuatro semanas.
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"Me da pena que un jugador de la categóría de Hierro se lesione", declaró Darío Silva tras el partido. El uruguayo había criticado con dureza al malagueño, pero ayer dio marcha atrás. Señaló que sus declaraciones -llegó a decir que a Hierro había que expulsarle siempre- no tenían otra razón de ser que intentar motivar a los compañeros. "Si Hierro se ha sentido ofendido, le pido disculpas de corazón", señaló Silva anoche.
Desde el primer minuto el defensa madridista se emparejó con el controvertido delantero malaguista. Pero, con más tensión en la grada que sobre el césped, sus primeros cruces fueron en la disputa de balones aéreos, no con el cuero en el piso. Y en esos lances ninguno se escondió. Los dos fueron con todo, sin miedo al contacto. Pero el asunto no pasó a mayores.
No debía de estar demasiado contento con su pareja cuando, pasados 20 minutos, el uruguayo la deshizo y se desplazó a la zona de Pavón, que se había encargado de Dely Valdés. Fue llegar y besar el santo, porque aprovechó un rápido contraataque para ganarle la espalda y dar un pase de gol al panameño.
Tanto Joaquín Peiró como Vicente Del Bosque, los dos técnicos, valoraron la limpieza que presidió el duelo, amén de considerar justo el empate. "La presión del Málaga en la primera parte nos hizo daño", explicó Del Bosque. "El empate sabe a poco, pero lo cierto es que el equipo tampoco hizo méritos para llevarse la victoria". Peiró, por su parte, tildó de positivo el empate y señaló que, aunque el Málaga gozó de más oportunidades, en la segunda parte el Madrid "se puso las pilas" y mereció remontar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de enero de 2002