Los médicos de Atención Primaria hemos apoyado el ahorro del gasto farmacéutico: nos esforzamos para recetar únicamente cuando está indicado el medicamento adecuado a la patología y de ellos el más barato.
Asumimos la informatización de los centros de salud sin aumento de personal administrativo, con el incremento de trabajo que supone. Hemos aceptado la no sustitución al 100% en periodos vacacionales y durante las enfermedades de los compañeros.
Hacemos el trabajo en consulta absolutamente solos, sin ayuda alguna. Ahora, el nuevo sistema retributivo se basa en el pago por número de tarjetas individuales ajustados por edad.
La mayoría de la población no tiene actualmente tarjeta sanitaria, ni sabe de la obligatoriedad de la misma. No se ha hecho campaña informativa, cuando este proyecto lleva ya en marcha más de un año.
Los recién nacidos tardarán en tener tarjeta sanitaria de tres a seis meses, siendo la población que más consultas generan al pediatra. La mayoría de los niños de cinco a 14 años no tienen tarjeta ni están en la base de datos del SAS donde constan los beneficiarios. Las poblaciones marginales atendidas en nuestros centros probablemente nunca las soliciten.
Nuestras nóminas consisten en un sueldo base y siete complementos, algunos en nóminas complementarias. El SAS cambia algunos complementos y los hace depender del número de tarjetas asignadas a cada médico, primando así la masificación sobre el trabajo bien hecho. Estos complementos no se pagarán cuando estemos enfermos, ni en vacaciones, ni en periodo de formación.
Actualmente, ya estamos cobrando según una base de datos que para nada se ajusta a la realidad. Esperamos que en el menor tiempo posible se subsanen los errores designando recursos para que cada ciudadano obtenga su tarjeta sanitaria y se rectifique la penalización a la formación, vacaciones reglamentarias y enfermedad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de enero de 2002