Imagínense que ustedes se encuentran enfermos, con infección de garganta, congestión, dolor de huesos y hasta fiebre. Sigan imaginando que en este estado tuvieran que esperar 45 minutos en una cola de unas 100 personas, la mitad de ellas en la calle con una temperatura de dos grados, y antes de acabar la fila se dividiera en dos no llegándose a saber bien para qué es cada una. Una vez en el mostrador les dicen que su médico de cabecera no tiene cita hasta dentro de una semana y que si lo prefieren les pueden dar número para el médico de urgencias. En la sala de espera descubre que su aparente médico de urgencias pasa consulta regular y alterna sus pacientes con los de urgencias, llegando a ser la espera eterna y peor, físicamente, que antes de empezar la cola de fuera.
Pues dejen de imaginar porque esto mismo me sucedió a mí y a cientos de personas en el centro de salud Polígono Norte hace dos semanas, y no solo un día. Esto es bochornoso e indigno, pero no acaba aquí la cosa, al salir del centro observé en la puerta un humillante cartel que ponía: 'Andalucía hacia la segunda modernización'. Patético, ¿verdad?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de enero de 2002