Cuatro institutos municipales de Barcelona impartirán clases de labores domésticas a lo largo del curso 2002-03 a modo de prueba piloto. 'Se trata de que los adolescentes, sobre todo los chicos, aprendan las tareas de la casa, que tradicionalmente siempre han sido llevadas a cabo por la madre', explicó Marina Subirats, concejal de Educación de Barcelona. 'Las mujeres', añadió, 'han dejado de tener tiempo para estas cosas, y los hombres, en general, nunca han entrado en ellas, y eso hay que reequilibrarlo'.
La iniciativa, que se enmarca dentro del programa Equal de la Unión Europea, ha interesado también a las comunidades andaluza, navarra, vasca y asturiana, cuyos representantes han participado en un seminario sobre este asunto celebrado en Barcelona que contaba con la presencia de expertos holandeses. En 1993 los institutos de Holanda empezaron a impartir la asignatura de tareas domésticas a modo de prueba. Desde 1999 es obligatoria. 'Las clases serán absolutamente prácticas: cómo poner una lavadora y que no se encoja la ropa, cómo cocinar para varias personas, pero también cómo aprender a cuidarse unos a otros', explica Amparo Tomé, del Instituto Municipal de Barcelona, quien cataloga este tipo de aprendizaje como 'habilidades para la vida'. Los alumnos, advierte Tomé, 'se llevarán deberes a casa, porque es allí donde deben aprender a desplegar sus habilidades, como por ejemplo, cocinar sin ensuciar la cocina'.
Un reciente estudio del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales señala que mientras en 2001 la mujer dedicó casi cuatro horas diarias a las tareas domésticas, el hombre apenas empleó 45 minutos en estos menesteres, cinco veces menos que sus compañeras. 'Esta iniciativa educativa también contribuirá a que las parejas del futuro tengan menos conflictos por los asuntos hogareños', dice sonriente Tomé.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de enero de 2002