Estudio de A. Kowalenko. Shajmati Listok, 1927.
En más de una ocasión hemos señalado el profundo interés y la ocasional belleza que encierran los finales de reyes y peones, tal vez el aspecto más complejo y rico de una partida de ajedrez. Hoy aportamos un espléndido trabajo del compositor ruso Kowalenko, en el que las blancas logran salvar una posición aparentemente desesperada filtrándose en el corazón del ejército adversario y generando una situación en la que estas fuerzas hostiles terminan por ser amigables aliadas. La proximidad del monarca negro a los peones adversarios y el carácter avanzado de los propios no augura buenos tiempos para las blancas, y la obligada carrera de los reyes hacia dichos peones parece confirmar ampliamente estos augurios: 1 Rc6, Rb4 (no alcanza 1... e3 / 2 f - e3, f - e3 / 3 Rd5, Rb4 / 4 Rd4 y tablas) / 2 Rd5, Rc3 / 3 Re5, e3 y la victoria de las negras parece un hecho: después de 4 f3, Rd2 tanto como de 4 f - e3, f - e3 / 5 Rf4, Rd2 las negras ganan con facilidad, y la amenaza 4... e - f2 seguido de la coronación no parece dejar alternativas. En este momento, sin embargo, las blancas advierten que los peones hostiles pueden ser su piedra de salvación, y juegan la notable 4 R - f4!!, que salva increíblemente su causa. Después de 4... e - f2 (forzada por la amenaza 5 f - e3) las blancas juegan 5 Re3! y empatan, pues si 5... f1=D la partida es tablas por ahogado, y lo mismo sucede si se escoge 5... f1=T. Si 5... f1=C o 5... f1=A / 6 Rf4 empata de inmediato. Los peones negros han sido, después de todo, amistosos enemigos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de enero de 2002