British Airways y American Airlines rompieron ayer su proyecto de alianza estratégica a las pocas horas de que el Gobierno de Estados Unidos diera a conocer sus condiciones para aprobarla. Las aerolíneas hicieron pública una nota en la que califican de "irreales e innecesarias" esas condiciones. La renuncia a 224 slots (permisos de aterrizaje y despegue) en el aeropuerto londinense de Heathrow en favor de otras compañías rivales es una de los puntos clave de la pelea.
"No vamos a llevar a cabo ese acuerdo a ese precio", arranca la nota hecha pública por los jefes ejecutivos de ambas compañías, el británico Rod Eddington y el estadounidense Don Carty. "Ya dejamos muy claro desde el principio que no concluiríamos el acuerdo si el precio de la autoridad reguladora es muy alto. Desgraciadamente, ése ha sido el caso". Las compañías no especifican por qué les parecen demasiado caras las exigencias de Washington, pero afirman que no tienen sentido. "No vamos a asentir a las irreales, y en nuestra opinión, innecesarias peticiones. Para nosotros, el precio no es justo", dicen. Y reiteran su voluntad de seguir trabajando juntas. Las acciones de American Airlines subían ayer un 1,22% en la Bolsa de Nueva York, mientras British perdió un 4,51% (aunque Londres cerró antes de la noticia).
La autoridad reguladora del Departamento de Transporte de Estados Unidos permite a ambas compañías a trabajar juntas para fijar horarios y rutas y venderse billetes entre ellas. A cambio, les exige que renuncien al menos a 224 de sus slots en Heathrow (en vuelos entre este aeropuerto y ciudades de EE UU) en beneficio de otras cuatro compañías estadounidenses. También condiciona el acuerdo final entre British y American a que cuajen las negociaciones bilaterales que debían empezar este lunes los gobiernos de ambos países para cerrar un acuerdo de cielos abiertos. El Ejecutivo británico decidió ayer, tras conocer la ruptura de la alianza de las aerolíneas, aplazar estas reuniones.
Esas negociaciones han sido rechazadas tanto por la Comisión Europea como por los principales rivales de British Airways. Sir Richard Branson, presidente de Virgin, con sede en Londres, afirmó ayer que esas negociaciones tendrán como consecuencia cimentar el dominio de British y American en las rutas que unen el Reino Unido y EE UU, afirma que son ilegales y reclama que sea la Unión Europea la que negocie un acuerdo con las autoridades estadounidensess. Branson criticó la exigencia de la autoridad reguladora estadounidense de que los slots a los que deben renunciar British y American pasen a otras compañías estadounidenses, algo que pondría en graves dificultades a Virgin.
El acuerdo entre British y American, que ya colaboran en la alianzaOne World, empezó a negociarse tras los ataques terroristas de 11 de septiembre, que han provocado una caída en picado de los viajes en primera clase entre Europa y EE UU, una de las rutas y los segmentos de mercado más rentables hasta entonces.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de enero de 2002