Alrededor de medio millón de personas emplean buena parte de su tiempo en reunirse durante los fines de semana para practicar el botellón. En unos casos lo hacen en grupos reducidos, pero en otros lo hacen en puntos donde hay gran aglomeración. Éste es el caso de la plaza del Dos de Mayo, en Madrid, con las consiguientes quejas vecinales por el ruido y la suciedad que genera.
Según Pedro Núñez Morgades, defensor del menor, en torno a 150.000 de estos consumidores de alcohol son jóvenes con edades comprendidas entre 13 y 17 años.
Por eso, las normas que baraja la Comunidad tratarán de impedir la venta y el consumo de bebidas en la vía pública, salvo en terrazas, veladores de cafeterías, o en días de feria o fiestas patronales.
Pero cada vez es más frecuente ver en las noches de Madrid cómo llega un coche cargado de botellas e inmediatamente después se convierte en un improvisado bar que suministra todo tipo de alcohol barato a los jóvenes concentrados en esa zona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de enero de 2002