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OPINIÓN DEL LECTOR

De locuras y de evidencias

Quienes tenemos televisión y la encendemos de vez en cuando, hemos podido escuchar recientemente en los informativos cómo una militar estadounidense (del cuerpo de Marines creo que era) afirmaba, sin aparente sonrojo, que 'los afganos detenidos en Guantánamo viven mejor que muchos sin casa de Nueva York'.

El militarismo y sus consecuencias son algo tan injusto, cruel e inhumano que no se puede esperar de ellos más que conclusiones también injustas, crueles e inhumanas. En estos tiempos que vivimos, lo evidente parece una locura y la locura es evidente. Por ello, aunque parezca una locura, no deja de ser evidente que hay guerras porque hay ejércitos, hay ejércitos porque hay gastos militares y hay gastos militares, entre otras cosas, porque hay pobreza. Y si esto no es evidente, que venga la locura y me lo explique.

Es duro reconocer estas evidencias porque, si lo hiciéramos, a continuación vendrían otras, las que dicen de la necesidad de apostar por salidas negociadas a los conflictos, acabar con los gastos militares y repartir equitativamente la riqueza existente en el mundo. Y, lo que es peor, tendríamos que analizar lo que cada cual hace para lograrlo esos objetivos. Y es aquí donde la evidencia se vuelve, en realidad, locura.

Como dice aquel tango argentino, 'que paren el mundo, que yo me bajo'. Pero, evidentemente, que lo paren, no que lo exploten.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de enero de 2002