A Figo no le salían las cosas ayer. Corría y corría, pero sin suerte, sin control. Un derroche generoso, que el público no agradeció. El portugués tuvo que escuchar los pitos de su propia afición , y no es la primera vez, al poco de comenzar el partido. Un auto pase mal calculado, un balón demasiado largo que acabó en los pies de Luis Fernández, fue el detalle que tanto desagrado produjo en la grada del Bernabéu. Figo escuchó los silbidos y siguió corriendo. De hecho, ya no dejó de correr en todo el partido, porfiando en la banda derecha por desfondar a una zaga, la bética, muy bien plantada. El guante en forma de pitada que le lanzó el aficionado madridista lo recogió el portugués apretando los dientes y recorriendo kilómetros de banda. A partir de ahí, el portugués firmó jugadas memorables pero el gol madridista se probó utópico -un tanto de Solari, a la salida de un córner de Figo, fue anulado por el árbitro-.
MÁS INFORMACIÓN
'Figo está hecho un desastre', se oyó comentar por los vomitorios del Bernabéu a la conclusión del partido. El portugués no comentó nada y se marchó rapidamente. En un partido en el que ni Zidane ni Raúl brillaron, Figo fue la víctima propiciatoria de una parte de la grada, muy molesta con el resultado.
'Nunca le encontramos el ritmo al partido', dijo Raúl, descarnado. Vicente del Bosque, el técnico madridista, reconoció el mérito del rival: 'Hay que asumir el empate. El Betis ha hecho un buen partido'. Juande Ramos, el preparador de los béticos apuntó: 'Todo lo que fuera puntuar era bueno, pero el empate nos sabe a poco. Por el balance general, ocasiones, juego, el Betis ha merecido más'. Casillas coincidió con Del Bosque al señalar que 'por ocasiones el resultado ha sido justo'.
La del conjunto verdiblanco fue una insurrección basada en la velocidad por las bandas de Joaquín y Denilson. Y, porque no, en la ausencia de Hierro en la defensa madridista. 'La idea era buscar la espalda de la defensa blanca', reveló Juande. Una idea que se convirtió en realidad gracias a algunos errores, sobre todo, de Pavón.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de enero de 2002