Leo incrédulo en la prensa las declaraciones del encargado de seguridad del metro, en referencia al caso del hijo de Francisca Sauquillo, argumentando su actuación porque creyó que era un toxicómano. Increíble. Señor mío, es que da igual que sea toxicómano o no, es que existe en este mundo tan bello y cruel un mínimo de humanidad que nunca deberíamos olvidar. Actitudes así son injustificables.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de enero de 2002